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Imagen de David Fernández, camarero en el establecimiento. Sandra Santos
Nos vamos de bares

Entre rezos y partidas de tute: un bar da vida a una iglesia de León

En la parroquia de San Francisco de la Vega, un bar abierto al público convive con la vida religiosa y se convierte en el corazón social de un barrio leonés

Viernes, 13 de junio 2025, 08:17

Quizá suene extraño, pero no es ficción. En León, en el interior de la parroquia de San Francisco de la Vega, los rezos conviven con las cartas, los cafés y las tertulias de barrio. En el patio de esta iglesia, partidas de tute, dominó o parchís se entremezclan con la vida cotidiana del vecindario. Un bar en pleno templo que, lejos de generar polémica, se ha convertido en punto de encuentro y refugio para los vecinos de siempre.

«Aquí conoces a todo el mundo, sabes a qué hora va a venir y qué va a tomar», dice David Fernández, camarero del establecimiento desde hace dos años. A su cargo, como otros muchos de sus compañeros, está este peculiar bar que abre sus puertas cada mañana a las 8:00 horas, con una clientela fiel, especialmente trabajadores de Adif que desayunan antes de empezar su jornada.

«Abrimos muy pronto porque tenemos muchos ferroviarios como clientes», comenta David, que asegura que el primer golpe de clientes llega de forma casi sincronizada: «Te giras y de pronto tienes otros 40».

Un barrio familiar y con mucha cercanía

Pero el encanto del lugar no reside solo en su ubicación insólita. Lo que lo hace especial es su espíritu de barrio, casi familiar. «Esto no es un bar al uso. Es la segunda casa para muchos», afirma David. Y se nota en los precios populares, el café a 1,40 euros, y en el trato directo: nombre propio, cercanía y una memoria para recordar qué toma cada cliente habitual.

Imagen del Centro Parroquial. Sandra Santos

Las tardes, especialmente en verano, se llenan de partidas, conversaciones al sol y comidas por encargo que reúnen a decenas de personas. «Este fin de semana hicimos una fabada para 100 vecinos, luego hubo música y fotos», cuenta David. Fotos que acaban decorando las paredes, como un álbum colectivo de los momentos compartidos.

Otros servicios

Las comidas no son el fuerte habitual del bar, pero en ocasiones especiales, como las celebraciones de cofradías, se preparan raciones por encargo: fabadas, parrilladas o lo que el barrio pida. «Todo va en formato ración, más que menú», aclara David.

Aunque algunos feligreses aún se sorprenden al cruzar la puerta y encontrarse un bar en el recinto eclesiástico. «Les extraña mucho, piensan que es privado» comenta David, la realidad es que el espacio está abierto a todo el mundo, del barrio o no. Y cada actividad parroquial, desde el Corpus hasta la Semana Santa, se traduce en un impulso extra para el bar: «Cada vez que hay misa o procesión, lo notamos enseguida».

El cierre, eso sí, llega pronto. Nada de copas ni ambiente nocturno. «Cerramos a las 21:30 o 22:00. No queremos que esto se convierta en un bar de noche». Un bar donde el trato cercano y el espíritu de comunidad hacen que lo excepcional se vuelva natural. Y donde, como dice David, «más que clientes, aquí hay amigos».

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