Borrar
Imagen de los caracoles como tapa. Sandra Santos
Nos vamos de bares

El bar de León donde los caracoles son la tapa estrella

'Looking For' se desmarca de la tradición con una propuesta singular que ya es todo un emblema entre los bares de la ciudad

Viernes, 23 de mayo 2025

En León, hablar de tapas es hablar de identidad. Embutido, empanada, picadillo, queso de Valdeón… la variedad es tanta como los gustos de quienes recorren sus bares. Pero entre tanta tradición, un pequeño local junto al Mercado Conde Luna decidió hacer algo distinto. Desde que abrió sus puertas en 2015, el bar Looking For apostó por lo inusual: servir caracoles como tapa. Hoy, casi diez años después, esa decisión sigue marcando su historia.

Detrás del mostrador está Juan Manuel Vega Pedroche, propietario, cocinero y artífice de esta elección poco común. Aunque oficialmente el bar se llama Looking For, para la mayoría de sus clientes habituales no hay duda: «vamos al de los caracoles». Un apodo que ya dice mucho.

«Buscábamos algo distinto de lo que había en León, y se nos ocurrieron los caracoles», cuenta Vega. Lo que comenzó como una idea algo arriesgada, pronto se convirtió en una marca personal. La tapa, pese a su coste y el trabajo que conlleva, triunfó desde el principio. «Ha salido muy bien como opción, aunque como tapa sale cara», admite.

La salsa como ingrediente fundamental

Y es que no se trata solo de poner un producto poco habitual sobre la barra. «Hay que lavarlos, limpiarlos, cocerlos… y luego preparar la salsa», explica Juan Manuel. Esa salsa, que es casi un secreto de la casa, lleva picadillo, laurel, hierbas y huevo.

Imagen del establecimiento. Sandra Santos

Un trabajo que se traduce en cifras: cada semana se preparan entre 20 y 30 kilos de caracoles. Al mes, eso puede suponer alrededor de 100 kilos, con un coste cercano a los 1.000 euros solo en esta tapa.

«La gente ya viene expresamente a por ellos»

Juan Manuel Vega Pedroche

A pesar de ello, es la más demandada del local. «La gente ya viene expresamente a por ellos», afirma el dueño. Da igual la edad, el perfil o si es invierno o verano: el éxito de los caracoles no entiende de estaciones ni de públicos.

Una oferta constante en el año

De hecho, Vega explica que trabaja con un proveedor estable que le garantiza caracoles «de vivero», lo que permite mantener la oferta constante durante todo el año. Solo entre octubre y noviembre es algo más complicado, pero asegura que el suministro nunca falla.

Imagen de Juan Manuel Vega Pedroche. Sandra Santos

En cuanto a la especie, también hay distinciones que él conoce bien. «La gente del Mediterráneo te dice que esto es cabrilla y aquello que es caracol, pero es al revés biológicamente hablando», señala. En su bar, los que se sirven pertenecen a la especie especia, diferentes de la cabrilla mediterránea, que suele servirse con caldo.

La carta, eso sí, no se queda ahí. Como cualquier bar leonés, Looking For adapta sus tapas al ritmo de las estaciones: hígado, sangre y platos calientes en invierno. Pero los caracoles son inamovibles. El queso de Valdeón también aparece como «un clásico», reconoce uno de los camareros entre bromas.

Horario y raciones

El horario del local también acompaña: abre de 8 de la mañana a 3 de la tarde y de 5 a 10 de la noche, incluidos los fines de semana (salvo los domingos, día de descanso).

Si están acostumbrados a comer caracoles, los piden sin dudar»

Juan Manuel Vega Pedroche

La hora estrella para los caracoles, según cuenta el dueño, es la del vino o el picoteo de tarde. «No hay un perfil. Da igual que sea un chaval de cuatro años o una persona mayor. Si están acostumbrados a comerlos, los piden sin dudar».

Además, no solo se sirven como tapa: muchos clientes llaman para reservar su ración o incluso se los llevan para casa. «No hay fechas de alta demanda, es todo el año. Si no fueran de vivero, solo los tendríamos en primavera o verano», explica.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias El bar de León donde los caracoles son la tapa estrella

OSZAR »