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El parecido de algunas series es extraordinario, que se lo digan a los creadores de 'El Ministerio del Tiempo' a propósito de 'Timeless' (y algún otro proyecto de la BBC, paralizado con la intervención de una abogacía). A veces hay coincidencias inevitables, existen las casualidades, aludiendo a la esfera de las ideas, como es el caso de la divertida 'The Bondsman', con un Kevin Bacon exultante ejerciendo de cazador de demonios que sigue la estela del bravucón Bruce Campbell, actor de culto en 'Evil Dead', un hitazo del horror y la comedia de los años 80 con el cual el estreno de Prime Video que nos ocupa tiene más de un punto en común. El rostro de Ash, el antihéroe protagonista de la saga pergeñada por Sam Raimi a finales del pasado siglo, armado con una recortada y una motosierra sustituyendo a su mano mutilada, también se dejaba ver en 'Ash vs. Evil Dead', serie basada en la sagrada trilogía infernal que tuvo tres aplaudidas temporadas, no disponibles actualmente en ningún servicio de streaming -algo inexplicable, como tantos otros ejemplos-.
Las tribulaciones sanguinolentas del icono exterminador de engendros oscuros encarnado por Campbell, al que podemos ver en 'Hysteria!' en SkyShowtime, se inmortalizaron a través de tres películas desternillantes, cargadas de hemoglobina, con horripilantes giros inesperados. Símbolo del terror y la guasa, tituladas por estos pagos 'Posesión infernal', 'Terroríficamente muertos' y 'El ejército de las tinieblas', son maravillosas odas a la serie B, pergeñadas con algarabía por el inquieto director de la genial 'Darkman' y el 'Spider-Man' de Tobey Maguire.
'Ash vs. Evil Dead' reunía todas las características de una buena serie de entretenimiento de género, de fácil consumo y culto inmediato: personajes entrañables, un ritmo endiablado, escenas de acción empapadas de sangre y humor negro y, lo más importante, una agradecida duración por capítulo en torno a la media hora. Exactamente igual que 'The Bondsman', donde Bacon emula con fuerza y gracejo a Campbell tras volver de entre los muertos a lo largo de ocho episodios. El prolífico actor de títulos de referencia en el cine fantástico de ayer y hoy como 'Temblores' o 'MaXXXine' interpreta a un avispado cazador de recompensas que es asesinado tras caer en una trampa elaborada por el actual novio mafioso de su ex. Su fallecimiento no es el principio del fin. Cada conclusión tiene un nuevo comienzo y, en este curioso caso, el protagonista resucita tras ser degollado vilmente. Como si hubiera sido poseído por un ente sobrenatural, con buen aspecto, más decente que un pútrido muerto viviente, escapa del temible infierno.
El individuo revivido, un tipo canalla y envalentonado, iba directo a bailar con el diablo, pero la divina providencia, o más bien alguna desconocida entidad sagrada, le ofrece un trato difícil de rechazar, aunque al principio le genere incredulidad. El cazarrecompensas puede evitar pasar el resto de sus días encadenado a una barbacoa siempre y cuando dedique su tiempo a exterminar a todo tipo de criaturas diabólicas que se esconden entre los humanos. Armado hasta los dientes, no le quedo otra que entregarse a la causa y eliminar a todo ser perverso que surja del averno sin permiso. Los monstruos se mimetizan con los pueblerinos, viven entre nosotros, poseen a sus víctimas para extender el mal, pero su tiempo se acaba en manos de un asesino de entidades malencaradas y malolientes a los que solo puede ver él. Los ojos rojos delatan a los esperpentos. La fiesta es evidente.
El matón renacido, Bacon en su plenitud histriónica -lo mejor del jugoso pastel de carne-, cuenta en su gesta excéntrica con la ayuda de un elemento activo impensable: su anciana madre. La mujer, cansada de la absurda existencia de su vástago, no puede evitar salvarle de la quema, léase averno. Un hijo es un hijo, aunque su vida sea un desastre y no deje de tomar decisiones odiosas en su destartalada supervivencia. El tándem genera situaciones de enredo. Ella es muy religiosa y el primer diablillo a fulminar es el cura del pueblo. El vínculo afectivo ayuda a generar momentos rocambolescos salpicados por la sangre. El rojo líquido elemento no falta, con algunas escenas gore que buscan la complicidad del aficionado a los excesos en la multipantalla, una especie generalmente dotadoa con una capacidad, no siempre racional, que supone tomarse a risa la explosión de vísceras y los despedazamientos ad hoc. Rascando la capa viscosa de la superficie de 'The Bondsman', podemos concluir que se trata de una serie sobre las segundas oportunidades, sumamente explícita. Los fans del género disfrutarán con el espectáculo, de agradecida asimilación. El visionado puede ir bien en un programa triple, añadiendo a la mentada 'Ash vs. Evil Dead' una producción británica menos popular, la ocurrente 'Crazyhead', amparada por Netflix.
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