El «test de estrés» de la pandemia evidenció las diferencias entre León y Castilla

La sexta edición del Observatorio Económico Autonomía-León, elaborado por Proyecto León, ha analizado la evolución de la población, la renta y el empleo de la etapa autonómica -entre 1983 y 2024- haciendo una reseña a la situación entre León y El Bierzo.

La novedad del estudio -que tuvo su primer avance en 2020- reconoce una evolución «algo peor y distinta» de la zona oeste. El Bierzo ha perdido en estos 41 años un 17,57% de sus habitantes, por el 15,31% del resto de la provincia. Una situación que achacan a que el Consejo Comarcal del Bierzo, ente creado desde la Junta de Castilla y León, no ha dado la respuesta esperada para canalizar la evolución de esta zona.

Una evolución que, sin embargo, es prácticamente similar si se compara con la diferencia que existe entre el comportamiento de la provincia leonesa y las castellanas.

También hay diferencias en la evolución de las dos cabeceras, León y Ponferrada, tractores de la economía, «que deben tirar», en una hipotética autonomía leonesa. La capital leonesa sufrió una caída desde 1996, que ahora ha frenado, pasando de 148.000 habitantes a un suelo de 120.000, un 18% menos; mientras que Ponferrada comenzó su descenso en 2010, ya frenado, con una pérdida del 8% de su población. «Ponferrada está mal, tiene un proceso de degradación urbana donde se cierran tiendas caras por la pérdida de salarios; eso también ocurrió en León». Un análisis que invita a la preocupación para tratar de frenar esta tendencia ya que «un territorio, sin nivel urbano, no puede crear crecimiento».

El observatorio muestra que la influencia del covid ha puesto de manifiesto las diferencias entre las economías de las provincias de la región leonesa y la castellana. El comportamiento de León, Zamora y Salamanca fue «anómalo» y su PIB fue diferente al del resto al ser territorios basados en la producción de alimentos que nunca se paró. «Producimos lo mismo que antes de la pandemia, éramos un sector esencial, al igual que la farmacéutica y la energética. La provincia no paró y evolucionó ocho puntos en dos años, mientras que se desploma en España», señala Javier Callado como responsable del estudio.

La conclusión que obtienen es que el «test de estrés» que supuso la pandemia para la economía nacional mostró las diferencias entre regiones: «Asturias es una cosa, Galicia otra y Castilla otra». Todo ello en una parada económica que fue «sectorial y asimétrica» y que demostró que «León es muy diferente a Castilla» porque la primera región evolucionó y la segunda siguió la progresividad del PIB de la media española.

León y Zamora crecieron 8 puntos, mientras que Salamanca se fue hasta los 10; una previsión que ya en 2022 empezaba a decrecer y se regularizaba. «La autonomía es un artificio estadístico: la media no se corresponde con ninguna provincia castellana ni leonesa, y ni se le parece».

Un comportamiento que, sin embargo, desde la pandemia, no ha tenido ninguna novedad en cuanto a la demografía. «No se han corregido las diferencias en 41 años: Castilla para arriba y León para abajo, y con una diferencia muy grande», sentencian.

Esto se apoya en una «asimetría» dentro de la región leonesa, en la que «la que peor va es León, con una necesidad imperiosa de salir», mientras que los datos de Zamora no son tan dramáticos y en Salamanca se está logrando superar a Burgos en creación de empleo.

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